Sangre circula despacio por venas pensativas, sin apuro.
El poeta se sentó, se apoyó y se preguntó cómo la más dulce de sus tensiones podría alguna vez formar un arco para el violín delante de él.
Terminado, yace al paso frente a la silenciosa compuerta secreta.
Donde el templo universal fue formado, sublimado.
El jardín era desmedido brillo para el hombre ciego.
En trance, frente al advenimiento del desierto.
Se posó en su bote, sus brazos listos para acoger la totalidad de sí mismo, y patear esas puertas.
Y murió a los pies del portón que no se abriría.
Que no se abriría para la carne que es débil.
Desconocida y sin nombre, la lírica del fantasma.
Atormenta el jardín y la compuerta, es feliz.
El ideal subsiste frente a la carne que es débil.
Sí, y la fuente subsiste frente a la sequía que es temporal.
Árboles en el jardín que, como torres, se elevan y se mecen.
Alzan sus ramas para susurrar y rezar.
Una suave brisa sopló, el suspiro del poeta.
Y soltó otra semilla que caería en la aldea.
El ojo del leviatán que cayó del cielo.
Para encantar a los solitarios.
Para amar, y morir.
El poeta se sentó, se apoyó y se preguntó cómo la más dulce de sus tensiones podría alguna vez formar un arco para el violín delante de él.
Terminado, yace al paso frente a la silenciosa compuerta secreta.
Donde el templo universal fue formado, sublimado.
El jardín era desmedido brillo para el hombre ciego.
En trance, frente al advenimiento del desierto.
Se posó en su bote, sus brazos listos para acoger la totalidad de sí mismo, y patear esas puertas.
Y murió a los pies del portón que no se abriría.
Que no se abriría para la carne que es débil.
Desconocida y sin nombre, la lírica del fantasma.
Atormenta el jardín y la compuerta, es feliz.
El ideal subsiste frente a la carne que es débil.
Sí, y la fuente subsiste frente a la sequía que es temporal.
Árboles en el jardín que, como torres, se elevan y se mecen.
Alzan sus ramas para susurrar y rezar.
Una suave brisa sopló, el suspiro del poeta.
Y soltó otra semilla que caería en la aldea.
El ojo del leviatán que cayó del cielo.
Para encantar a los solitarios.
Para amar, y morir.